La historia de Villaquejida

Esta tarde decidí crear esta entrada que añadirá a la barra de la derecha del blog. Para escribir la historia del pueblo me basé fundamentalmente en lo que cuanta la página "El Biendo" así que si queréis saber mas solo tendréis que acudir a esta dirección (ENLACE)

Si al pasado más lejano de nuestro pueblo con queremos remontar cuando hablamos de su historia tenemos que acercarnos a la Edad de Hierro cuando los hombres agrupados en comunas poblaban el alto de las bodegas o la Matillina desde donde podían divisar gran parte de la vega del Esla. También los romanos estuvieron presentes en Villaquejida como podemos comprobar en su nombre: resultado de la unión de las palabra villa y quejigo y su femenino cajiga : villa poblada por encinas.
Ya en la época medieval comenzada con la reconquista de territorios árabes  comenzó una etapa de verdadero esplendor para Villaquejida  ya que el camino real que unía León-Benavente cruzando el pueblo contribuyo al aumento de habitantes y lugares de culto. Y ya desde el año 875 esta y muchos otros territorios de la comarca pasaron por manos de la diócesis de Oviedo y más tarde de León donde perteneció a la merindad de Villamandos hasta que España se dividió en provincias en el siglo XIX.
Y finalmente del final de la edad media hasta los años 60 de ese siglo XX no tan lejano, lo que comprende la edad moderna los cambios han sido pocos. Durante el XVI se vio como se levantaba la iglesia parroquial de Santa María de las Eras y de ese mismo siglo data la imagen del Cristo, cuya historia ya os conté, y el nacimiento de Santo Toribio, patrón del pueblo. Dos mil años después y según datos oficiales ya éramos 458 habitantes y por ese motivo la vieja capilla resultó pequeña y se le incorporó una a la iglesia que fue terminada en 1765. Pero si hubo una época que marcó nuestra historia este fue el siglo XIX cuando, después del día primero de enero de 1837 comenzó a formar parte del ayuntamiento número 28 de León junto con Cimanes, Valencia de Don Juan, Villamandos, Bariones y Lordemanos, paso a formar su propio ayuntamiento.
Poco tiempo después Villaquejida fue sobrecogido por una gran catástrofe:  un aguacero que inundo sus calles y dejo a sus habitantes sin recursos ni vivienda, ni siquiera dejo en píe la torre de la Iglesia.  Este hecho produjo que a principios del XX la iglesia se derruyese tras ser declarado en ruinas tras la caída de su tejado, pero esta nueva obra se paralizó y se decidió ampliar la capilla del Cristo que fue terminada en el 58. Durante todo un siglo hemos visto con nuestros propios ojos cómo se clausuraba el viejo cementerio (1908) y se inauguraba el actual, como un año después una riada arrastraba las pilastras del puente de Villafer cuya obra finalizó en 1917, como el vecindario se iluminaba en 1923 con la llegada de la luz eléctrica, como al año siguiente se quemaba, en una noche de principios de agosto, el ayuntamiento y la casa contigua. Este incendio dio, a su vez, paso a la construcción en 1930 de tres nuevos locales-escuela y como no todo podían ser desgracias en esas fechas, destacaron en 1947 las Fiestas del Cristo en homenaje a Felipe Gallego, arzobispo de la capital dominicana nacido en el pueblo.
También relacionado con la Iglesia está el bando publicado en 1949 en el cual se autoriza a los vecinos a coger tierra de las paredes de la ermita semiderruida de Santa Colomba de que muchos aun guardan como un preciado recuerdo en su memoria. Y para poner fin a esta Edad Moderna, llega en 1956 el teléfono que tanto cambio la vida de los vecinos hasta nuestros días.
En los últimos años han sucedido cosas que muchos recordamos mas vagamente que otros pero que no por eso son menos importantes: la concentración parcelaria, el abastecimiento de agua, la restauración y construcción de nuevas viviendas así como el frontón, las piscinas la casa de la cultura, la mejora agrícola que tanto facilito la vida a muchos, la mejora de las plazas y el asfaltado de las calles han cambiado por completo la vida de los que allí residen. Hemos visto ante nuestra mirada bajar, continuamente, el Esla a punto de desbordar y hemos tenido temor, hemos visto arboles crecer con el paso de los años para luego ser cortados para encender la lumbre en invierno, hemos visto miles y miles de veces el sol al amanecer y en otras tantas ocasiones hemos visto la luna asomarse al atardecer en un cielo con más o menos nubes pero, al fin y al cabo, cubriendo un pueblo que, de por sí, tiene un gran encanto.